Bienvenido querido lector

Querido lector:

Queremos, en primer lugar, darle las gracias. Gracias por entrar en un blog abierto a la cultura, al conocimiento y al debate, porque cada día somos menos los que nos enfrentamos a los problemas con capacidad crítica y con reflexión; gracias por no encerrarse en sí mismo, en sus opiniones como verdad absoluta en esta Generación del Yo (egoista, intolerante) en la que vivimos y de compartir visiones y diálogo con otras opiniones; gracias por creer que la experiencia de la realidad, lejos de ser una fuerza maligna que se opone a nuestra felicidad, es el contenido más genuino de la vida. Porque, si en la vida no hubiera que esforzarse, nada tendría sentido. Gracias, por tanto, por compartir con nosotros esta experiencia.


Le Procope, semilla del pensamiento
Fundado en 1686 por el siciliano Francesco Procopio Dei Coitelli, el Procope fue pionero por introducir en la sociedad de París una bebida traída desde Oriente: el café. Pero el gran mérito del establecimiento no fue la introducción de tan popular brebaje, sino que el café más antiguo de Francia pasó a convertirse, como no podía ser de otro modo, en el caldo de cultivo de importantes charlas y debates intelectuales: la tertulia.

El Procope se convirtió en punto de reunión de grandes pensadores de la época: Rousseau, Voltaire, Diderot, Robespierre, Marat, d'Alembert... convirtiéndose en la cuna de las ideas de la Ilustración y de la futura Revolución Francesa. El siglo XVIII se llamó Siglo de las Luces, ya que se instaba al individuo al uso de la razón para salir de las tinieblas de la ignorancia: el lema era "atrévete a saber".

Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. Ideas como la separación de poderes, el sufragio universal o el progreso técnico y científico empezaron a circular por las mentes ilustradas con la idea de conseguir el último fin humano: la felicidad.

El objetivo de este blog es similar: estimular al hombre a aprender, a estudiar, a pensar por sí mismo, a usar la razón para no caer en el discurso de la ignorancia. Porque en una sociedad tan necesitada como la de nuestros días, no podemos girar la cabeza y acomodarnos en la felicidad aparente del desconocimiento. Porque la única manera de llevar a cabo una vida plena consiste en el esfuerzo por conseguir objetivos ambiciosos. Porque nuestras mayores alegrías vienen de esforzarnos por superar las dificultades de la realidad.

He aquí la razón por la que hacemos honor a tan magnífico lugar: el café Procope, protagonista en la historia de las ideas.

¿Es el ser humano una "máquina" animal? ¿Somos realmente libres?

Introducción:

Dicen que el hombre ha sido víctima de tres ofensas imperdonables a lo largo de la Historia: tres estocadas que han dejado en su orgullo heridas que, para algunos, permanecen hoy abiertas. En primer lugar, Copérnico y Galileo lo desplazaron del centro del Universo defendiendo un modelo heliocéntrico para  la estructura de éste. Después, llegó Darwin para relacionarlo estrechamente con el mono, definiéndolo como un primate cuyo origen coincide con el de los demás seres vivos. Por último, Freud se sumó a la escabechina destruyendo el halo de magia que existía en torno al funcionamiento de la mente humana mediante sus teorías sobre el subconsciente, con las cuales, por si el Darwinismo no había ofendido lo suficiente, sitúa la base del comportamiento humano en lo instintivo, igualándolo en este aspecto a todos los animales.

A pesar de que Freud expusiera sus teorías hace más de un siglo, el impulso que supusieron para la investigación sobre le cerebro se mantiene con la misma energía que cuando éstas salieron a la luz, o incluso con más. Así, se han producido múltiples avances en campos como la neurología, la psiquiatría o la bioquímica que van desentrañando los mecanismos por los que nos regimos, continuando con la destrucción de mitos en torno al ser humano, cuyos actos, pensamientos y emociones empiezan a considerarse dependientes por completo de procesos nerviosos y hormonales concretos y reproducibles en un laboratorio. Es el ejemplo que nos ofrece Larry Young, profesor de la "Emory University" de Atlanta (Georgia) que, en un artículo publicado por la revista "Nature" en enero de 2009, afirmaba poseer una solución para no enamorarse, tras concluir que en el proceso de enamoramiento sólo se necesitan las hormonas adecuadas en la cantidad oportuna.

Una solución que podría poner fin tanto a la búsqueda de la ansiada pócima amorosa como a los ríos de tinta y de música inspirados por este misterio y que nos hace plantearnos inquietantes preguntas: ¿están nuestras acciones encaminadas exclusivamente a cumplir un programa de conservación de la especie?¿Hasta qué punto somos dueños de nuestros actos?¿Pueden controlarse nuestros sentimientos, al igual que se controla un resfriado, con una combinación adecuada de sustancias químicas? 

En definitiva, ¿hay en cada uno de nosotros algo único y que no se rija por una ley externa, o somos meras "máquinas" biológicas cuyos engranajes están siendo por fin descubiertos?
                                                                                 
                                                                 

Una reflexión. Rompiendo engranajes.


Para responder a las preguntas anteriores, quizá sea necesario pararse a pensar en cómo ha evolucionado nuestra visión de la realidad desde el holismo propio de la Antigüedad y la Edad Media, donde la Naturaleza, considerada como un todo, era algo más que la simple suma de sus partes, hasta el mecanicismo moderno, que no sólo perdura en la actualidad, sino que parece haber calado muy hondo en gran parte de la población. La mentalidad mecanicista comenzó a cobrar peso gracias al impulso que sufrió la ciencia en los siglos XV y XVI, época en que científicos como Galileo abogaron por el empleo de un método objetivo para solucionar problemas o elaborar teorías sobre la realidad. Esta nueva actitud, basada en la experimentación y en la mirada crítica a los dogmas establecidos anteriormente, determinó que las matemáticas fuesen el principal instrumento de la ciencia. De hecho, ésta pasaría a ocuparse exclusivamente de lo medible, ya que sólo pueden extraerse conclusiones de aquello que sea matematizable. Así, surgieron dos cambios importantes en la manera de ver la realidad: la Naturaleza pasó, por un lado, a considerarse homogénea (ya que el sistema matemático también lo es) y, por otro, a verse como una gran máquina, resultado de la suma exacta de sus diferentes piezas.

¿Qué consecuencias tiene la aplicación de este enfoque al ser humano?Si se toma la célula como unidad funcional de los seres vivos, el hombre se definiría exclusivamente como un conjunto de células de distintos tipos. Sin embargo, el mecanicismo obvia el hecho de que las posibilidades que ofrece un ser humano no se pueden determinar sumando las de cada célula por separado, ni siquiera las de cada órgano, al igual que el resultado de un trabajo en grupo no sería el mismo si lo realizase por separado cada uno de sus miembros y se pusieran en común los resultados individuales. Por otro lado, ¿acaso basta con conocer cómo trabaja individualmente cada miembro para afirmar que se conoce el funcionamiento del grupo?

A las interacciones entre cada parte de nuestro ser hay que añadir su relación con el entorno, su proceso de aprendizaje, sus vivencias, las repercusiones de éstas, cuáles se han seleccionado para el recuerdo o destinado al olvido...Estos aspectos, junto al ámbito emocional del hombre, quedaron excluidos de la ciencia durante siglos dada la incapacidad para matematizarlos, pero hoy en día, tras el nacimiento de la psiquiatría, se están consiguiendo medir, cuantificar y predecir cuestiones relacionadas con los sentimientos (lo cual ha llevado a grandes avances en el tratamiento de enfermedades mentales). De hecho, la aceptación de los desórdenes de la mente como enfermedades ya es relevante: nuestro sistema nervioso pasa a considerarse, como el resto de aparatos de nuestro cuerpo, susceptible a leyes universales científicas.

Quizás se esté pasando por alto que las formas posibles de memorizar y relacionar vivencias añade otra dimensión a nuestro sistema nervioso, haciéndolo mucho más variable que el resto en su funcionamiento. ¿Puede curarse una depresión sólo con el empleo del fármaco adecuado? Si se considera que la causa es puramente bioquímica, la respuesta será afirmativa. Pero, muchas veces, este tipo de enfermedad se debe a causas más profundas que se suman a la dimensión bioquímica (un trauma previo no superado, una personalidad determinada, una actitud hacia la vida...) y al paciente le sería más útil acceder a éstas y sacar conclusiones que lo ayuden a modificar su forma de ser.

De aquí se deduce que, aunque es evidente que una parte de nosotros es objeto de leyes generales, hay otra que nos permite ser únicos como individuos y que se basa en nuestra capacidad para razonar. A pesar de los límites impuestos por la genética, el instinto y la emoción de cada momento, podemos relacionar nuestras experiencias, extraer conclusiones y tomar decisiones en función de ellas.

Una máquina no elige. Se comporta siempre en función de determinado plan, pero no decide de pronto cambiar su objetivo o ir en contra de aquello para lo que ha sido programada. En el ser humano sí se aprecia este tipo de comportamiento en contra del "programa" de supervivencia y conservación de la especie: el caso más extremo es el suicidio. Evidentemente, no podemos elegir nuestras cartas ni la partida que nos ha tocado, pero sí nuestra manera de jugar. Gracias a ello, podemos crearnos a nosotros mismos. Es esto lo que nos permite ser caminantes en vez de cantos rodados, y lo que nos libra de ser máquinas.

Se puede llegar a pensar que, de todas formas, la mayoría de nuestras acciones cotidianas giran en torno al principio de preservación del hombre, como demuestran la continua búsqueda de trabajo y de éxito social, las relaciones de pareja, etc. Existe, sin embargo, una actividad más difícil de introducir en este marco y que nos diferencia del resto de animales: el arte. Algunas teorías hablan de él como una solución a los momentos de angustia o soledad, un consuelo que da motivos para seguir viviendo cuando se está atravesando una etapa difícil, un refugio para escapar de una situación dolorosa. El arte puede ser todo esto, puede tratarse de la primera medicina descubierta y la más importante: la del alma.

Pero también se le puede dar el enfoque del sin-sentido, el de crear una obra de arte con el único objetivo de admirarla o, simplemente, por amor a este proceso de creación, siguiendo la premisa del "Arte por el Arte". Como dice Oscar Wilde en su prólogo al Retrato de Dorian Gray: "Podemos perdonar a un hombre el haber hecho algo útil, siempre y cuando no lo admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente. Todo arte es completamente inútil".

No sólo es inútil, sino, a veces, contraproducente, logrando que, por dedicarse a él, muchas personalidades malviviesen en distintas épocas (¿está reñido entonces con el instinto de supervivencia?). Y, sin embargo...es poco probable que estas personas se arrepientan de ello. Porque hay algo que merece la pena explotar, al margen de cuestiones con fines materiales, y es la capacidad del ser humano para detenerse ante algo bello, la de admirar lo extraordinario.

Un detalle poco mecánico.
                                                                                                                                           SJH.La lógica de la libertadPor JLJ
NO ESTÁ TERMINADOOOOO!!! ES UN BOCETO JAJAJA


Definición

Lo primero de todo es definir que es libertad. La RAE nos dice que la libertad es "la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos". Desde la perspectiva de esta definición analizaremos las multiple formas de abordar este asunto.

El hombre mecánico
Si el hombre no es mecánico, puede responder de multiples formas ante un estímulo. Esto parece suceder así (en una discusión un hombre puede pegar al otro, gritarle, ignorarle, intentar razonar,...), pero se podría pensar que cada ser humano actúa de forma diferente no sólo por el estímulo recien recibido sino también por sus experiencias, estado anímico,... es decir, su acción es una respuesta a muchas causas diferentes. Por tanto, se da una respuesta determinada ante una serie de causas.

Si esto no es así, y el hombre puede responder de diversos modos ante un estímulo dado con independencia de otras causas, diriamos que el hombre elige de forma aleatoria. El hombre no está sujeto a nada, y elige al azar. Pero elegir al azar no es elegir, ya que si los actos surgen de forma indeterminada no se están eligiendo. Por tanto, si somos libres, nuestras acciones no están determinadas por una causa, luego son producidas por azar, luego no las elegimos y no somos libres.

Podriamos llegar a la conclusión de que nuestros actos están determinados, por consiguiente, por causas de nuestra experiencia, conocimientos adquiridos, etc. Así, una persona que hubiera vivido una serie de vivencias podríamos preveer con certeza como actuaría ante cierto estímulo. En resumen, los hombres no seríamos libres, sino que nuestras acciones estarían sujetas a multiples causas.

Consciencia de sí mismo
Entonces, ¿por qué el hombre se siente libre? Esto tiene que ver con la consciencia. El hombre es consciente de lo que hace, de sus actos, de lo que vive, de sus experiencias,... realmente el ser humano no elegiría lo que hace sino que simplemente sería un observador de lo que ocurre.

Spinoza escribió:
"Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito." "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza".

Desde este punto de vista, el hombre no es más que un observador de su propia película, con actos que no ha elegido sino que simplemente ocurren por una serie de causas que ocurrieron en su vida, desde la primera hasta la última.

Libertad y responsabilidad

Sin libertad, nadie es responsable de sus actos. Es más, como sus actos son siempre consecuencia de diversas causas, al final, llegando a la causa última, es la sociedad la responsable de lo actos de una persona. Por tanto, si alguien mata a una persona no se le debería culpar a él, sino a la sociedad, a la historia, a la naturaleza en sí.
Tampoco podemos estar orgullosos de nuestra vida. Las elecciones no las tomamos nosotros. La alegría sería un mecanismo de la evolución para continuar haciendo aquello que nos lleva por el camino correcto. Pero una vez descubierta la verdad, no tendría sentido ni la vida misma.


El cerebro, el órgano más complejo. ¿Cómo surgen los pensamientos?
Nuestras "decisiones" se envían desde el sistema nervioso central a los órganos periféricos. Existen respuestas inconscientes (latido del corazón, preparar al estómago para la digestión, respirar de forma automática) y respuestas conscientes (mover un brazo para coger algo, hablar, pensar). Hasta ahora hemos dicho que estas respuestas se generan de forma inconsciente, pero que podemos ser conscientes de ellas o no. Generar no es lo mismo que sentir.

En el cerebro existen multiples circuitos neuronales, de tal manera que cuando una persona "elige" levantarse de una silla se activan una seria de circuitos relativos a la decisión y al movimiento muscular. Las causas serían puramente materiales, determinadas neuronas se activan al aparecer unos pensamientos y se procede a una respuesta.

He aquí el meollo de la cuestión. El hombre puede intentar dejar la mente en blanco. Hasta aquí podiíamos pensar que realmente no lo ha elegido, se ha dado la circunstancia por una serie de causas. Bien, dejemos la mente en blanco...

Ninguna persona es capaz de mantener la mente en blanco de forma prolongada. Continuamente diversos pensamientos están salpicando la mente. Estos pensamientos pueden venir asociados a un tema que se esté tratando (asociación de ideas según Hume) pero a veces vienen sin un tema determinado: simplemente surgen. ¿Por qué? Los circuitos del cerebro están continuamente siendo excitados. Para evitar una sobrecarga existen neuronas inhibidoras de excitación que evitan señales electricas. Así, dependiendo de que neuronas inhibidoras actuen o no, se darán unas vías u otras.

¿Hay alguna causa que active unas u otras neuronas? Esta pregunta es equivalente a la siguiente: ¿hay una razón para que surjan unos u otros pensimientos? Parece ser que no, el cerebro se excita en su conjunto, hay multiples causas pero es el mismo hecho de lanzar una moneda al aire: hay causas que determinan que salga uno u otro lado pero son cambiantes, esto es, azar. Por tanto, los pensimientos surgen al azar.

Si ponemos la mente en blanco nos surgiran pensamientos muy variados. A veces soñamos cosas incoherentes. Cuando estamos muy cansados y cerramos los ojos aparecen recuerdos inesperados. Incluso cuando resolvemos un problema de matemáticas nos vienen diferentes ideas: los pensamientos tienen causa sí, pero son tan variadas y cambiantes que no se controlan. Son como el azar.

Eligiendo pensamientos.No elegimos pensar, sino como pensar


Inteligencia y voluntad. Verdad y Bien como objetivo
¿Por qué existe la consciencia?



                                                                                                                                    




3 comentarios:

  1. Ayer vi en un documental a una leona con un cachorro. El cachorro era su hijo y lo habian matado. La leona lo llevaba sujetado con la boca y andaba despacio, como triste... Sin embargo, era sólamente un animal más.

    La leona paró y deposito a su hijo en el suelo junto al que se tumbó. Empezó a comerselo. Siempre se dice que los animales se suelen comer a los de su especie que estén muertos. Es instintitivo. Al fin y al cabo, sólo son animales.

    La leona empezó a masticar. Pero no devoraba, comía despacio, con serenidad, como si fuera un ritual. Daba un mordisco y paraba. Parecía que lloraba. ¿Tenía hambre? Parecía que no, pero tenía que comerse a su hijo. Simplemente no podía dejar que su hijo fuera devorado por otro animal. Podía dar oportunidades a otros carnivoros, los animales son así, el instinto les hace competitivos.

    Tras comerselo, la leona no se fue dejando los huesos, terminó su ceremonia. Con sus piernas traseras, lentamente, lo enterró. Y tras enterrarlo, descansó en el suelo, como quien defiende un sarcófago. Probablemente la naturaleza había creado ese ritual tan elaborado para evitar que otros carnivoros tuvieran carne fácil y los carroñeros tampoco. Esto daría alguna ventaja evolutiva seguramente.

    Me fui a la cama pensando en el hombre. No eramos tan diferentes. Era posible que nuestros actos fueran movidos por sentimientos creados por la evolución para dirigirnos. Como enterrar a nuestros seres queridos. Sentimientos que dirigian actos útilmente biológicos. Sí, era posible. Sin embargo no me importaba: era una leona, un animal sí,... pero sobretodo, era una madre.

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  2. Leer esto

    http://masabadell.wordpress.com/2010/06/09/%C2%BFexiste-el-libre-albedrio/

    http://ingredientesdelavida.blogspot.com.es/2011/03/nuestro-cerebro-decide-por-nosotros.html

    JLJ

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    1. La imagen de "A estudiaaaar" tiene copirigt, por si no lo sabías.

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